Magazine Cultura El tsunami que arrasó Gran Canaria hace casi 1 millón de años

El tsunami que arrasó Gran Canaria hace casi 1 millón de años

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Valle de Agaete
Por Vin Crosbie

Bien mirada desde lo alto, la isla de Gran Canaria parece una galleta a la que le han pegado un mordisco en la zona noroeste, en el valle de Agaete. Pues no es un mordisco (¿ah, no?): es el resultado de un megadeslizamiento de tierra en la orilla de en frente, Tenerife, contra el Océano y que originó el único megatsunami documentado en Canarias.

Ocurrió hace unos 830.000 años. La gran ola comenzó con el colapso de Tenerife. La isla, aún sin nombre, creció por encima de su punto de equilibrio y la parte sobrante del edificio se vino abajo con un estruendo inimaginable. El valle de Güímar es la historia de una desaparición.

Por thecriss

Imaginad el sonido. Ponedle a los primeros indicios el recorrido lineal de un resquebrajamiento, como la rotura de un pantalón vaquero. Le seguiría un silencio, pongamos que trágico para algunas formas de vida terrestres y marinas, previo al corrimiento de una masa enorme de energía y tierra. Ahora el choque. Crash. El humo y la espuma. Pon el ruido de tu cuerpo haciendo la bomba en la piscina y multiplícalo por el infinito.

«Ya viene», podrían pensar desde el valle de Agaete, viendo y oyendo el murmullo de una gran ola.

Juan Carlos Carrecedo es doctor en Ciencias Geológicas, vulcanólogo del CSIC e investigador de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Carracedo es una voz destacada en la investigación de la formación de las Islas Oceánicas. «La amplia plataforma del valle de Agaete actuaría como rampa de lanzamiento para las olas del megatsunami», apunta en una de sus publicaciones sobre los «megadeslizamientos en las Islas Canarias.

Se movieron más de 47 km3 de tierra contra el mar. 47 km3. Los volúmenes de la cicatriz observable son enormes: cifras capaces de generar un ola gigantesca que depositó sedimentos hasta los 160 m de altitud en Agaete.

Acantilados del Parque Natural de Tamadaba, cerca de Agaete. Por hellzbellz1

Hubo otros megatsunamis en Canarias, pero el de Agaete es el único documentado porque no se perdió en el Océano. El último gran deslizamiento en las Canarias produjo el valle del Golfo, en El Hierro, (hace 20.000 – 130.000 años). Algunos han especulado con una gran ola que llegó hasta las costas de Terranova, en Canadá.

Para interpretar correctamente los megadeslizamientos ha sido necesario combinar los estudios geológicos de las islas con sus fondos marinos. Pero pese a todo hay discrepancias. Para el deslizamiento del valle del Golfo, por ejemplo, los estudio marinos lo datan en 15.000 años, mientras que las cifras extraídas con otros métodos, como la radioisotopía, lo enmarcan en un rango que va desde los 20.000 a los 130.000 años.

Megadeslizamientos documentados en Canarias. Por J. C. Carracedo

En Canarias continúa habiendo deslizamientos, pero no de esas magnitudes. El último fue en febrero de 1956. Los deslizamientos de Rosiana vinieron precedidos por unas lluvias de excepción que desplazaron 3 millones de m3 de materiales.

Piscinas naturales de Agaete. Por Ivalin

Del megatsunami no quedan más que indicios, aunque quedan las piscinas naturales de Agaete.

Más información | Megadeslizamientos en las Islas Canarias

Viaje a una isla dentro de una isla dentro de la isla de Tenerife

El extremo nordeste de la isla de Tenerife forma una región abrupta y aislada: el macizo volcánico de Anaga, un paisaje de crestas afiladas y barrancos profundos, en cuyos pliegues se buscaron la vida los humanos. Sus cuevas albergaron desde las momias guanches hasta los campesinos que nacieron en ellas y viven para contarlo. Recorremos los bosques de laurisilva, atravesamos las nieblas perpetuas y bajamos a una cala aislada del resto de Anaga y del resto de Tenerife, en la que reside un puñado de vecinos. De allí solo pueden salir en barca, cuando la mar lo permite, o caminando un par de horas barranco arriba hasta la carretera.

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1 comentario

Iñaki García Pascual 6 de octubre de 2021 - 19:15

Sin dejar de ser cierto lo que apuntáis sobre los trabajos del prof. Carracedo, es necesario no alarmar innecesariamente y situar las citas en un contexto apropiado.
Aquí van 2 conclusiones del propio artículo que citais, y 2 fragmentos más que abundan en lo mismo:
«5. Los megadeslizamientos en islas oceánicas suelen acabar en el océano, produciendo frentes de ola de gran amplitud que se conocen como tsunamis. En las Canarias la única huella geológica documentada es la del megatsunami de Agaete, en Gran Canaria, producido por el deslizamiento de Güímar, en Tenerife, hace unos 830.000 años. Este deslizamiento es cercano y se enfrenta al valle de Agaete, caso único en Canarias (los demás se dirigieron a océano abierto), lo que puede explicar la formación de una ola que depositó sedimentos con fauna marina a alturas de entre 50 y 160m, máxima altura del run-up de la ola, estimada en unos 20 ó 30 m de altura.
6. Se ha especulado, sin fundamento científico, sobre el inminente deslizamiento del flanco occidental del rift de Cumbre Vieja, en La Palma. Esta arriesgada conjetura se basa exclusivamente en la formación de unas fracturas durante la erupción de 1949, posiblemente asociadas al propio proceso eruptivo. No existe indicio alguno de desplazamiento del terreno o sismicidad en Cumbre Vieja, esperable si existiera un bloque de grandes dimensiones desgajado y en movimiento, como es patente en el sistema de fallas de Hilina, en el volcán Kilauea (Hawaii), donde se producen saltos de varios metros con generación de tsunamis y terremotos catastróficos»
(…)
«Los megadeslizamientos y su lógica inmediata secuela, los tsunamis de gran magnitud, tienen una probabilidad de ocurrencia a escala humana prácticamente insignificante. De hecho el hombre nunca ha presenciado un fenómeno de estas características hasta el colapso del flanco del Volcán St. Helens (USA, 1980), que apenas implicó el deslizamiento de 2.9 km3. La frecuencia de ocurrencia de los verdaderos megadeslizamientos, implicando decenas o centenares de km3 , se cifra en decenas o centenares de miles de años, trascendiendo en mucho la escala incluso de la civilización humana, de apenas unos miles de años. Sin embargo, el fenómeno es de tal espectacularidad que permite fácilmente alcanzar los medios de difusión, incluso a escala mundial, si se especula con su ocurrencia y no se explica claramente el significado de las diferencias existentes entre el tiempo humano y el tiempo geológico»
(…)
«No obstante, en los últimos años ha habido una tendencia bastante generalizada a exagerar los peligros asociados al volcanismo en las Canarias (Carracedo et al., 2005). Unas veces anunciando, sin pruebas científicas serias, la erupción de un volcán en Tenerife en octubre de 2004, el conocido como “Volcán de Octubre (Carracedo y Pérez Torrado, 2004), y otras, extendiendo en los medios de comunicación, particularmente ingleses y norteamericanos, las ideas sin mayor fundamentación de científicos ingleses que especularon en programas de televisión de la BBC y publicaciones científicas sobre un “inminente” desplome del flanco occidental del Volcán Cumbre Vieja (La Palma), asociándolo a la próxima erupción en este rift (Ward y Day, 2001). Como una erupción en esta zona, una de las más activas de Canarias, puede ocurrir en cualquier momento sin poderse anticipar la fecha, se deducía de las especulaciones de estos científicos que un megadeslizamiento y el subsiguiente megatsunami era asimismo potencialmente inminente, con efectos devastadores a escala planetaria. Son estas especulaciones sensacionalistas un 52 claro ejemplo de lo que la Ciencia no debe hacer, tanto por la ausencia de evidencias científicas, más bien al contrario como veremos a continuación, como por el daño que se causa tanto a la calidad de vida y los intereses económicos de una región, como a la propia credibilidad de la Ciencia. Por otra parte, la población en general e incluso los medios de difusión tienen serios problemas para diferenciar la Ciencia seria de las especulaciones más o menos fantásticas, y menos en un debate en los medios entre científicos de ideas contrapuestas.»

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